Congreso de la CGT

Se unieron para dividirnos

Finalmente quedó constituida la "nueva" CGT unificada después de numerosas transas y negociaciones entre dirigentes, a espaldas de todo el movimiento obrero. En los antecedentes del triunvirato que encabeza la conducción puede verse claramente que no son los intereses de la clase trabajadora los que se aprestan a representar: Hugo Moyano, cuya figura se presenta como más "combativa", alentó y aplaudió la devaluación duhaldista que recortó de un solo golpe el 33% del salario en beneficio de la más concentrada patronal exportadora y sostuvo al gobierno de Duhalde evitando que el movimiento obrero saliera a luchar en el punto más alto de las movilizaciones por "Que se vayan todos"; lo escolta el dirigente José Luis Lingieri de Obras Sanitarias, un ultramenemista flexibilizador, ex asesor de Ruckauf cuando era ministro de Trabajo bajo la presidencia de Isabel Perón y la triple A de López Rega, fue titular de la ex Anssal y, luego de la Superintendencia de Salud durante el gobierno de Menem, administrando millones en fondos de las obras sociales, participó activamente de la privatización de Obras Sanitarias, los ajustes y consecuentes despidos de personal; no vaciló en declarar "yo negocié con Aguas Argentinas" (¿será por esta razón que esta empresa es el principal sponsor del coche de carreras del que es propietario el dirigente sanitario?). Por último una mujer, Susana Rueda, encumbrada en el puesto gracias a los auspicios de su jefe, el ultramenemista West Ocampo de Sanidad. La designación de una mujer en la máxima conducción de la CGT es una escandalosa lavada de cara por parte de esta burocracia que en todos estos años no ha hecho más que condenar a la mujer trabajadora a las peores condiciones de trabajo.
No hay que dejar de destacar que el artífice del encumbramiento de Moyano fue el conocido matón y mafioso Luis Barrionuevo, y que el nuevo vocero de la CGT será al eterno aliado del camionero, Juan Manuel Palacios de la UTA, ambos de estrechos vínculos con el nefasto Coti Nosiglia.
Así pues, la CGT quedará integrada por los mismos dirigentes millonarios que hace años viven atornillados a sus sillones y sin trabajar, y que no vacilaron en mantener relaciones más que promiscuas con las patronales de todo pelaje, firmando convenios esclavistas por empresa y permitiendo la precarización laboral más brutal en la historia del movimiento obrero. Son estos personeros los que usando los sindicatos para obtener prebendas, avalaron el enorme retroceso de las conquistas obreras y los transformaron en cáscaras vacías que sólo agrupan a un tercio de los trabajadores.

Frenar y controlar

Que esta CGT no se prepara para el combate lo demuestra el hecho contundente de que el Congreso que acaban de cerrar aprobó, en una farsa inusitada, un "plan estratégico" que... ¡ni siquiera fue elaborado!
Con esta alianza la vieja burocracia sindical busca reubicarse tras el enorme desprestigio ganado por décadas de traiciones, con el fin central de preservarse como casta y posicionarse mejor en defensa de sus intereses corporativos.
También desplazar y quitar protagonismo al movimiento piquetero más combativo para aislarlo del conjunto de los trabajadores. Es además, una respuesta preventiva ante los primeros síntomas de reanimamiento del movimiento obrero, que lentamente comienzan a expresarse en luchas tales como la de los trabajadores estatales en reclamo de aumento salarial y, en menor medida, ante procesos antiburocráticos (como la lista opositora del gremio de la Alimentación contra Daer y el enfrentamiento del cuerpo de delegados de Subte contra la burocracia de Palacios de la UTA).
Bajo la tutela de estos viejos dirigentes cuya "tradición" ha sido o bien arrodillarse ante los gobiernos de turno o bien "pegar" para negociar, la nueva cúpula de la CGT se prepara para "construir consenso" con el gobierno de Kirchner quien por otra parte, consideró "auspiciosa" esta unidad y se prepara para recibirlos. Moyano -que dice querer el diálogo y no la "obsecuencia"- aparece hoy como uno de los dirigentes del gremialismo peronista con mejor llegada al Gobierno a la vez que mantiene abiertos contactos con Duhalde. Con la unificación de la CGT buscará fortalecer su poder ante cualquier eventual disputa con el gobierno y dentro de la propia interna peronista, con la pretensión de usar al movimiento obrero como base de maniobra.

Echar a los burócratas y poner en pie sindicatos militantes

Los "gordos" y moyanistas, junto a los cobardes dirigentes de la CTA aliados de Kirchner y traidores de la lucha de estatales y docentes por aumento salarial, son el principal obstáculo que enfrenta el movimiento obrero para luchar por sus reivindicaciones.
Los trabajadores más conscientes tienen una gran tarea por delante y es la de organizarse para recuperar los sindicatos, las comisiones internas y cuerpos de delegados, echando a los burócratas traidores. La lista de delegados que acaba de ganar las elecciones en el Astillero Río Santiago, con más de 2000 obreros, viene a sumarse al ejemplo de Río Turbio, el Subte, los ceramistas neuquinos y los sindicatos docentes ganados a la burocracia oficialista. Siguiendo estos ejemplos, hay que elegir nuevos delegados combativos y conformar listas opositoras allí donde se pueda, abrir los sindicatos recuperados a los desocupados y hacerlos funcionar en base a la democracia obrera, impulsar asambleas, coordinadoras, una mesa de coordinación de los sectores en lucha y antiburocráticos y todo tipo de autoorganización para la lucha (Ver discurso de Raúl Godoy en págs. centrales). En definitiva, crear sólidas organizaciones de una clase obrera militante, unir a los trabajadores y recuperar lo perdido.

Fuente: La Verdad Obrera (pts.org.ar), 17 de julio de 2004.