Acuerdo con el FMI

LO BUENO Y LO MALO

El gobierno nacional acaba de cerrar un acuerdo con el FMI después de una dura pulseada, que incluyó unas cuantas horas de "default" técnico. Es bueno preguntarse ahora si lo acordado es bueno o es malo para la nación y su pueblo, porque pocas dudas caben que la cuestión era, es y será trascendente en este sentido.

Hay opiniones para todos los gustos, basta para constatarlo con leer los diarios y revistas de estos días.

La derecha liberal mas recalcitrante, del tipo FIEL y Lopez Murphy, explica doctrinariamente que el acuerdo no sirve para nada, ya que con "solo" el 3% de superavit fiscal primario y sin aumento de tarifas, ni compensación a los bancos por la pesificación, ningún capital extranjero se arriesgará a invertir en el país.

En el otro extremo, también es totalmente crítica la mayoría de la izquierda, para la que esto es lisa y llanamente la demostración de que Kirchner es mas de lo mismo que vimos todos estos años.

En el medio tenemos a la derecha antes liberal, ahora supuestamente neokeynesiana, con representación afuera y adentro del gobierno, que tan bien expresa en sus posturas el grupo Clarín y en la política el duhaldismo, para la que el acuerdo es excelente porque nos "reinserta en el mundo". A este último sector le hubiera gustado un poco menos de confrontación (eso expresaba la postura de Lavagna), porque según ellos nunca es bueno pelearse demasiado con los poderosos; ni siquiera cuando estos pretenden ponernos contra las cuerdas. Claro sus contradicciones con aquellos no son tan agudas, en última instancia.

¿Cómo vemos nosotros desde Patria Libre estas negociaciones con el Fondo y el acuerdo a que se llegó? Digamos por lo pronto que nos ha parecido correcto que Kirchner tuviera en todos estos días una política de señalar al Fondo como corresponsable de lo que ha sucedido en la Argentina, y de acusarlo de hacer lobby para las empresas privatizadas y bancos extranjeros radicados aquí.

Siempre es bueno decirle al pueblo la verdad y no vestir de seda a los que nos ponen el pie de plomo encima. La conciencia de lo que verdaderamente son es requisito indispensable para que luego no prendan los engaños, y poder así resistirlos.

También nos ha parecido adecuado que el presidente no cediera en sus planteos pese a las presiones de que fue objeto desde afuera y desde adentro del país, y de las vacilaciones de muchos de sus aliados en el gobierno.

Gran parte de nuestro pueblo apoyó esta actitud, y valora que no se reiteren conductas genuflezas.

Ha significado un triunfo político de Kirchner que ayuda a mantener el rumbo seguido hasta ahora, de cierta ruptura con el pasado reciente y de volver a tener un grado aceptable de dignidad nacional.

Hay, no obstante, dos cuestiones importantes en las que, a nuestro entender, el gobierno no estuvo del todo acertado.

La primera de ellas es que, de una u otra manera, debería haber convocado al pueblo y a sus organizaciones políticas y sociales a apoyarlo en la negociación, movilizándose.

La firmeza presidencial es algo muy bueno, pero si va acompañada de una actitud protagónica de la población es mucho mejor. No alcanza con el paternalismo de decir "téngame confianza", la historia en última instancia siempre la hacen los pueblos.

No hay cambios profundos que se puedan hacer sin ellos o con su aprobación pasiva. Menos con enemigos tan hábiles y poderosos como los que enfrentamos.

La segunda es que el gobierno debío haber peleado muy fuerte un acuerdo que contemplara un superavit primario mucho menor.

Cierto es que Kirchner no tiene mucha fuerza propia (que el campo popular organizado tampoco), que sus aliados duhaldistas sí la tienen y estaban dispuestos a conceder mas de lo que en definitiva se cedió.

Pero también es verdad que el presidente y el proyecto que explicita tienen un alto apoyo en la sociedad; y que esta, a diferencia de hace algunos años atrás, está convencida mayoritariamente de que hay que suspender el pago de la deuda externa hasta volver a crecer.

El 3% de superavit fiscal primario para el 2004 es una pesada loza depositada sobre las posibilidades de volver a crecer con equidad y empezar a salir del pozo; y por ende sobre las de generar fuerza política tras de un nuevo Proyecto Nacional.

Este no logrará vigoroso consenso si en sus primeros pasos, aún contemplando la crisis, no muestra inequívocamente que tiene como un componente principal mejorar la situación de las franjas mas humildes de la sociedad, de los trabajadores, reactivar el consumo, la inversión, y como consecuencia de ello el mercado interno.

Las cifras que trascienden desde el gobierno (no hay aumento de salarios para los empleados públicos, ni de las jubilaciones en el presupuesto del 2004, y se prevée un mesquino crecimiento del 4% en el PBI para ese año), que son hijas de este acuerdo con el Fondo, no dan casi margen para aquello.

Apoyamos entonces desde Patria Libre lo que consideramos bueno de la pulseada con el Fondo, pero también alertamos respecto de lo que, a nuestro entender, no lo es en el camino de romper con el modelo neoliberal y adentrarnos por otro rumbo.

Fuente: Patrialibre.org.ar, junio de 2004.