PLANTAS SAGRADAS DE LATINOAMÉRICA

Usos y abusos del cactus de San Pedro

El San Pedro es una planta sagrada para el indígena desde hace más de 3.500 años, por lo que su uso hedonista y profano no es favorable. A pesar de su prohibición, la utilización del San Pedro continúa: sigue siendo usado con fines chamánicos a pesar de toda la pérdida de conocimiento que implica la interrupción que generó su extinción. Pero la propia planta enseña a los nuevos chamanes el camino a seguir, por eso este cactus está dentro de lo que los curanderos llaman Plantas Maestras.

Por Jorge S. Gallardo (desde Bolivia)

En la cultura Chavín, ubicada hace 3.500 años en la sierra central de Perú, se ejecutaron obras de arte que se han comparado con el arte maya por lo semejante que tienen en su grado de complejidad.

En las ruinas que dejó esta cultura podemos encontrar frisos donde se representan figuras antropomorfas entre jaguares e imágenes geométricas. Desarrolladas en la sierra central y norte peruana, han dejado evidencias de su contacto con la cuenca amazónica. Entre esas evidencias se detecta también el culto al jaguar, el felino más imponente de las tres Américas.

En esos frisos de Chavín, ubicados horizontalmente uno al lado del otro en un orden consecutivo que quiere contarnos algo sobre el mundo cósmico y sagrado con el que convivía esta cultura, se encuentra también la figura de un sacerdote, el cual posee cabellos de serpientes y sostiene con su mano en alto un cactus de San Pedro (Trichocereus Pachanoi). La ubicación del cactus permite interpretar una suerte de ofrecimiento del mismo a seres sobrenaturales.

Este documento nos permite especular sobre esta cultura, pensando que toda su sabiduría reflejada en la arquitectura, la escultura y sus conocimientos astronómicos y medicinales ha sido desarrollada "del otro lado", fuera del estado de conciencia ordinario. Quizás de la misma manera que interpreta la nación Shuar al mundo. Para el Shuar el mundo sobrio y del velar es ilusorio, mientras que la dimensión a la que acceden mientras sueñan o cuando utilizan la natema (Banisteriopsis Caapi) o la malicua (Brugmansia Sanguinea) es considerada real (R.E.Schultes – A.Hoffman). Pues el mundo ilusorio o material es sustentado por el espiritual.

Lo que documenta el arte Chavín comprueba que el uso del cactus enteógeno San Pedro se realiza desde hace unos 3.500 años, por lo menos. Lo notable es que, a pesar de la "inquisición farmacrática", como bautizó el etnobotánico Jonathan Ott a la prohibición del uso ritual de enteógenos por parte de los españoles, cuando en México en la época de la conquista prohiben el peyote encasillándolo como satánico – diabólico y allí dan comienzo a esta inquisición que hasta el tiempo actual no finaliza, pues siguen persiguiendo a quienes ritualmente o no, consumen sustancias que los poderes de turno no quieren que consuman.

Y a pesar de todo esto, tanto el peyote en México y en Estados Unidos como el San Pedro en Sudamérica, se siguen consumiendo en diferentes contextos.

 

El Peyote en México sobrevive en su uso tradicional, el chamánico, pero también sigue siendo usado en la Native American Church, la cual ha logrado ser legitimada por las autoridades exponiendo su práctica como no nociva y como expresión cultural de los nativos fusionados con el cristianismo conquistador.

Lo mismo ocurre con la Ayahuasca en Sudamérica. Si bien su uso no se presta para emplearse fuera de contextos sagrados, ha sido condenada por la ley de la mayoría de los países prohibicionistas.

En Ecuador está prohibida al igual que el San Pedro, pero una sucursal de la Native American Church ha conseguido autorización para emplear ambas plantas en contexto ritual – sagrado, poseyendo así el monopolio para consumir estas plantas dentro de un marco legal.

En ese país, el pueblo Shuar entre otros pueblos amazónicos consumen desde tiempos inmemorables la natema hasta el día de hoy, y esto jamás fue interrumpido desde antes y después de la inquisición farmacrática. Actualmente las propias autoridades ecuatorianas no quieren meterse con los indígenas sobre este tema por todo el problema innecesario que esto implicaría. Por lo tanto el pueblo Shuar sobrevive junto a su sabiduría sin intromisiones cristianas, pues esta nación resiste con su propia cultura al misionero entrometido.

En Brasil ocurre algo parecido. Pues la prohibición tampoco permite el uso de enteógenos, pero el pueblo indígena de la amazonía tampoco ha interrumpido esta práctica sagrada que le han dejado entre innumerables generaciones sus antepasados. Y también unas sectas son las que dentro de ese país han sido legitimadas por las autoridades (de las cuales forman parte muchos adeptos) para usar ritualmente la ayahuasca.

De todos modos estas sectas se propagan por el mundo y en otros países prohibicionistas como España, Japón, Estados Unidos etc. donde se desencadenan problemas con las leyes locales. Es así como la inquisición farmacrática ha cobrado víctimas de la secta brasilera Santo Daime y quizás también de la Uniao do Vegetal fuera del Brasil.

El San Pedro es usado en Ecuador también por la sucursal de la Native American Church (El Camino Rojo) ritualmente bajo el nombre de aguacolla, pero su uso indígena (tradicional) está extinguido por la labor de los conquistadores y de los misioneros que hasta el día de hoy se ocupan de despojar de su cultura a los pueblos nativos, predicando la Biblia y la fe cristiana que impone la iglesia católica.

Entonces en Sudamérica vemos dos plantas enteógenas esenciales: Trichocereus Pachanoi y Banisteriopsis Caapi.

La Baniteriopsis Caapi (Ayahuasca) sigue siendo utilizada sin interrupciones entre los antepasados de antaño y sus descendientes actuales. En medios mestizos como las propias ciudades amazónicas también continúa esta práctica de manera sincrética donde confluyen los icaros indígenas amazónicos con la figura de Jesucristo y prácticas de mesas* andinas.

Las lenguas que participan en estas prácticas suelen ser el castellano y el quechua fusionados.

El Trichocereus Pachanoi (San Pedro – Huachuma**) se usa actualmente en contexto sagrado – ritual pero por personas que adoptan esta práctica como alternativa dentro de su cultura, pues su uso tradicional ya ha sido interrumpido y quienes lo usan no han recibido este conocimiento de generación en generación, como se hacía en la antigüedad y como continúa actualmente en la selva la transmisión del uso de Banisteriopsis Caapi. Por lo tanto, el San Pedro sigue siendo usado en Los Andes y en la costa del Pacífico como medicina para el plano físico, mental y espiritual, pero no por los descendientes de los Incas, sino por mestizos y occidentales disidentes de su propia medicina.

También en capitales y otras ciudades este cactus es usado profanamente por curiosos o buscadores de experiencias divertidas que los entretengan. Así que es común ver en ciudades andinas San Pedros maltratados que parecen haber sido cortados a palazos.

La búsqueda hedonista de San Pedro lleva a fracasos personales que quizás lleguen a excluir a la persona del sistema en que vive, así como también de la dimensión y conciencia sagrada a la que se puede acceder con un uso razonable de esta planta, por lo tanto estas personas se quedan, como se dice popularmente, "sin el pan y sin la torta".

Otro uso curioso que puede parecerse al profano pero en realidad parece similar a prácticas espirituales arcaicas, es el de consumir San Pedro en fiestas de música trance. Obviamente este tipo de uso ocurre generalmente en áreas donde crece el cactus como por ejemplo en La Paz, Bolivia.

Muchas veces por falta de conocimiento sobre la historia del psicodelic trance, mucha gente asocia a toda la música electrónica con las discotecas, la seducción sexual, la pose frívola, la "actitud plástica" etc. Pero el psytrance es un estilo que nace en las playas de Goa, India.

Allí a principios de la década de 1.970, los hippies del mundo hacían fiestas al aire libre donde danzando al ritmo monótono (como mantras e icaros que también son monótonos para favorecer el trance) de sonidos electrónicos (emitidos por máquinas que poseen mas capacidad que los instrumentos musicales, para emitir sonidos similares a los que se experimentan en los estados alterados de conciencia) vivían "experiencias sobrenaturales".

Mediante esta práctica llegaban hasta el estado de trance con o sin consumo de sustancias como LSD25 y más actualmente con MDMA (éxtasis).

Esto ocurre al igual que en varios lugares del mundo donde culturas "primitivas" en la antigüedad y actualmente, bajo cantos monótonos o sonidos de tambores experimentaban y experimentan el estado de trance dentro de un contexto religioso, bailando y bailando extasiados durante varias horas o incluso noches enteras hasta el amanecer.

Por lo tanto el uso de San Pedro actualmente continúa. Su uso chamánico lo realizan quienes se acercaron a esta tradición por voluntad propia, con toda la pérdida de conocimiento que implica la interrupción que generó su extinción. Pero la propia planta enseña a los nuevos chamanes el camino a seguir, por eso este cactus está dentro de lo que los curanderos llaman Plantas Maestras.

La extinción del uso de Huachuma fue reemplazada dentro de las naciones indígenas por el alcohol, el tabaco y la hoja de coca. Estas dos últimas plantas convivían de todos modos con el uso de Huachuma.

Actualmente podemos ver los destrozos que ha causado y sigue causando el alcohol en la vida de los indígenas, y por lo mismo eso colabora con la degradación general de estos pueblos.

El alcohol ha sido el arma más sutil que trajo el europeo a América, junto a sus enfermedades que también participaron del etnocidio. Lo que parece paradójico es que actualmente el San Pedro se use para curar no solo la drogadicción sino también el propio alcoholismo.

En el uso profano del San Pedro podemos recordar la Leyenda de la Coca de Pérez Villamil, donde dice que la hoja de coca era sagrada para el nativo, a quien le daba fuerza y le permitía ver el futuro entre otras cosas. Pero que si el hombre blanco la tocara, solo le daría a él enfermedad, locura y muerte. Así es el resultado del contacto entre el hombre blanco y la coca, fabricando la cocaína, sustancia que ha cosechado enfermedad, locura y muerte.

El San Pedro también ha sido una planta sagrada del indígena, por lo tanto su uso hedonista y profano no es favorable.

En cualquiera de sus usos el San Pedro actualmente se sigue consumiendo por la humanidad, y desde hace mas de 3.500 años. Aunque la ciencia pueda resumir todo el misterio de esta planta sagrada a la simple explicación de que la mezcalina es la responsable de efectos alucinógenos que posee el San Pedro, siempre será un misterio que este cactus similar a varios otros de su familia posea mezcalina si no le es esencial para vivir, como observaba Albert Hoffman sobre varias plantas etneógenas donde especies similares a las enteógenas pueden vivir sin estas sustancias psicoactivas. Por lo que deducía que esas sustancias están allí para que alguien las use, quizás los humanos como ha demostrado de hecho la experiencia a lo largo de la historia.

Así es como la tierra da a este cactus con mezcalina, para que cuando los hijos de la tierra lo necesiten, lo usen. Pidiéndole permiso a la planta para usarla y agradeciéndole todo lo que ella nos brinda.

Generalmente el efecto de esta planta hace tomar mucha conciencia a las personas sobre la relación entre la humanidad y la tierra, casi tan antigua como nuestra propia especie, por lo que no parece casual que sea una planta originaria del mismo territorio donde surgió el culto a la madre tierra: la Pachamama.

Notas:

*La palabra mesa ha sido empleada en el mundo andino para designar a la parafernalia que usa el curandero en su trabajo. La sesión que el curandero realiza también es llamada mesa. Popularmente se dice "hacer una mesa" a la sesión de trabajo que hace el curandero.

**Huachuma es el nombre original del San Pedro en lengua quechua. Actualmente este cactus se conoce mas popularmente como San Pedro, ya que luego de la conquista fue bautizado con este nombre porque el santo San Pedro es quien posee las llaves del cielo. De ahí que se ha comparado al cactus con dicho santo.

Fuente: Contracultural.com.ar