ANIVERSARIO DE LA MASACRE
DEL PUEBLO ARMENIO

El holocausto silenciado

"El genocidio armenio no fue el primero ni el último del siglo XX y creo que va a haber algunos más en el siglo XXI, si no están ya en camino, en Palestina y en Irak", dijo el pensador estadounidense James Petras en el Centro Cultural de la Cooperación. Los escritores Osvaldo Bayer y Ana María Ramb lo acompañaron y presentaron sus reflexiones sobre "uno de los hechos más salvajes y bestiales que ha habido en la historia del mundo", según las palabras de Bayer.
"La mejor manera de entender el genocidio –señaló Petras– es explicarlo en relación con otras formas de dominación". Se refirió, así, a la "opresión imperialista", que niega a un pueblo el derecho de autodeterminación, quitándole su riqueza, el petróleo por ejemplo, o quitándole el fruto del trabajo de su gente. "Son formas terribles de explotación. También tenemos el desplazamiento de un pueblo de las tierras fértiles y la ocupación por parte del país invasor, que se apropia de los terrenos y desplaza a los ocupantes hacia la montaña o hacia tierras menos productivas. Pero el genocidio imperialista va más lejos porque no significa simplemente la explotación de la mano de obra, no es la opresión, porque esto implica que el opresor y el oprimido están ubicados en el mismo territorio. El genocidio significa el asesinato, el exterminio sistemático, junto con el desplazamiento de la totalidad del pueblo fuera del territorio que ocupaba. En otras palabras el genocidio es la etapa final de un proceso de colonización y apropiación".
Entre 1915 y 1923, el Estado turco asesinó a más de un millón y medio de armenios, en lo que algunos historiadores consideran el primer genocidio del siglo XX. "Pero no fue simplemente el Estado el que actuó. Tenemos que ser honestos: eran formaciones apoyadas por el Estado, pero también participó la sociedad civil. En estos crímenes, no siempre son las elites las que colaboran. En el caso del genocidio armenio, participaron amplios sectores de las clases bajas y populares, vecinos, amigos y conocidos de las víctimas. En el momento que comenzó el proceso, algunos pocos ayudaron a los armenios por razones personales. La gran mayoría del pueblo turco, incluyendo a los kurdos, participaron tanto de las masacres como de la apropiación de casas y tierras".
Todos participaron, agregó Petras, y esa culpabilidad generalizada "fue el inicio de la negación de este genocidio. Como todos estaban implicados, nació la leyenda, incluso defendida por profesores de gran prestigio de Princeton, según la cual los armenios formaron la quinta columna de Rusia en Turquía".
El silencio que durante décadas cubrió los crímenes perpetrados por el Estado turco contra los armenios fue destacado también por Bayer. "El país turco –aseguró el escritor– cometió un crimen tan cruel y morboso que lo arrastrará en toda su existencia. No puede ser que esos crímenes aberrantes queden sin pagar, borrados de la conciencia de los pueblos como si nunca hubieran existido. Desde que ocurrieron, la única preocupación de los gobiernos turcos fue hacerse los desentendidos".
Este fenómeno de negación, dijo por su parte Petras, "se puede encontrar en varios libros de escritores turcos, tanto de izquierda como de centro y de derecha. Y no solo los turcos, también los norteamericanos, los ingleses y escritores de otras nacionalidades, que dicen que no fueron tantos los muertos, que muchos se escaparon, que minimizan estos hechos criminales. La lucha por reivindicar la verdad continúa hasta ahora". Para ilustrar esta idea, Petras contó su propia experiencia en Turquía. "Estuve allí –señaló– hace dos meses, frente a gente progresista, izquierdista, de la universidad de Ankara y Estambul. Gente universitaria, extraparlamentarios de la izquierda radical, algunos que participaron en la lucha guerrillera en los años 80. Entre la izquierda más radical algunos sí comprendían el holocausto y lo condenaban, pero era una pequeña minoría. Cuando lo planteé ante 800 estudiantes, todos de izquierda, se produjo un silencio tenso. Cuando pregunté qué había en los textos sobre el genocidio repitieron el viejo cuento: que era una lucha externa, que eran aliados de Rusia. Hasta ahora circula la negación del holocausto armenio en todas las escuelas, en todos los libros de texto cívicos del país".

Negaciones
Más que como un hecho puntual –el genocidio se conmemora el 24 de abril porque ese día, en 1915, fueron detenidos en Constantinopla cientos de intelectuales, políticos y religiosos armenios, que luego fueron deportados y asesinados–, Petras entiende a estos crímenes como "un proceso que sigue, es de ayer y sigue hoy. Es un genocidio permanente, porque es la negación de los armenios. Es, sistemáticamente, borrar cualquier rastro, cualquier monumento, cualquier ruina. Funcionan con la ficción de que hay un pueblo, un Dios y una nación, cuando en realidad, la diversidad de lo que llaman Turquía está construida por varias naciones. En el pasado fueron los kurdos, los armenios, hay muchos pueblos que estaban incluidos en lo que llamamos Turquía. Pero para negar esa diversidad, para fomentar y subordinar a las otras naciones, surge un nacionalismo reaccionario, que mira hacia abajo y adentro, eliminando los grupos que se están articulando dentro el país. Y como la culpa es generalizada, no quieren ningún testigo: ni piedras ni iglesias ni esculturas que puedan provocar alguna sospecha de que allí vivía otro pueblo".
El proceso, según Petras, aún continúa. "En el este de Turquía –dijo el escritor–, en 1987, destruyeron hasta las tumbas. Los oficiales del gobierno preguntan a la gente del lugar si hay antigüedades armenias y cuando las encuentran, pulverizan las piedras y después, pulverizadas, las llevan a otro lado. En 1914 existían 2549 edificios eclesiásticos. Hoy 252 están en ruinas y 197 aún permanecen en pie. Hoy oficialmente no existen armenios en Turquía", aseguró Petras, y relató el caso de un historiador francés que fue detenido, en 1975, por hacer un plano de una iglesia armenia. "Lo sometieron a un interrogatorio por varios días hasta que por fin le pusieron una fianza, simplemente por querer dibujar el plano de una iglesia. El gobierno del país que quiere entrar a la Unión Europea con el apoyo del gobierno socialdemócrata de Alemania es el mismo que ahora niega la existencia del pueblo armenio y el genocidio. Sobre los 3000 años de vida de los armenios en Anatolia, dicen que es un mito histórico".
Finalmente, Petras se refirió a "la indiferencia de lo que llaman la comunidad internacional. Hablamos mucho de la ONU, pero la ONU no levantó una mano cuando expulsaron a 230 mil serbios de Kosovo. La ONU es responsable por las acciones en Irak que mataron a más de 500 mil niños. La ONU no movió un dedo durante el genocidio en Ruanda. Hay un sentimiento de impotencia frente al derecho internacional, que no se aplica cuando el imperialismo y los grandes poderes están implicados".


Informe: Marcela Sulimovich

Fuente: Acciondigital.com.ar, 15 de mayo de 2004.