MOVIMIENTO INDIGENA Y GOBIERNO EN ECUADOR

Crónica de una traición

Desde pequeña sufrió la discriminación en carne propia. "En el autobús los indígenas no podíamos sentarnos en el primer asiento. Una indígena podía estar embarazada o con su bebé en brazos, pero no podía sentarse. Tampoco podíamos ir a restaurantes ni hoteles y mucho menos alquilar una casa, no se alquilaba nada a un indio", recuerda la dirigente indígena ecuatoriana Blanca Chancoso, con 50 años ya cumplidos.
Su padre, un peón agrícola que trabajó toda su vida en una hacienda de Cuatacachi hasta que lo echaron sin jubilación ni nada, luchó duro para que sus nueve hijos fueran a la escuela. Blanca se convirtió en una de las primeras maestras indígenas del Ecuador. Casi al mismo tiempo, cuando tenía apenas 18 años, comenzó su militancia por los derechos de la nación quechua. Luchó por la reforma agraria y por el derecho a la educación bilingüe, conquistas casi revolucionarias en su momento.
En 1986 participó en la creación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y su brazo político, el partido Pachakutik. Ambas organizaciones lideraron la rebelión indígena que culminó en el derrocamiento del corrupto régimen del presidente Jamil Mahuad, el 21 de enero de 2000.
En ese movimiento contra Mahuad confluyeron indígenas y militares, el embrión de la alianza que dos años más tarde llevaría al poder al coronel retirado Lucio Gutiérrez, actual presidente de Ecuador.
El romance fue breve: ocho meses después de asumir, Gutiérrez forzó la renuncia de sus tres ministros indígenas y rompió la alianza con el Pachakutik.
La experiencia fue un trago bien amargo para el pueblo ecuatoriano, que por primera vez lograba colocar en la presidencia a una persona ajena al establishment que durante décadas gobernó al país según sus intereses económicos.
Lejos de lamentarse, las organizaciones indígenas de Ecuador sacan conclusiones sobre el fracaso de la fallida alianza y se preparan para las próximas elecciones que, dado el clima de protestas y descontento contra Gutiérrez, podrían realizarse antes de lo previsto.
Acción visitó a Blanca Chancoso en oficina del Foro Social, que funciona en un aula que les presta la Universidad Salesiana de Quito.

–Cuénteme como se formó la alianza con Lucio Gutiérrez...

–La lucha política de los indígenas es un proceso de muchos años, en los cuales fuimos consiguiendo posiciones como diputados y concejales. Esta experiencia nos hizo ver la necesidad de impulsar un proyecto político más amplio para ofrecer a nuestro país una política alternativa que defienda la soberanía, la dignidad, que ejerza una democracia verdadera, combata la corrupción, que reniegue del entreguismo al FMI. Los pueblos indígenas sentíamos la necesidad de participar en las elecciones presidenciales y como no teníamos un elemento propio nos decidimos a confiar en una alianza con un partido en formación, el Movimiento Sociedad Patriótica 21 de Enero, que lideraba el coronel Lucio Gutiérrez .

–¿Por qué decidieron apoyarlo?

–Tuvimos un amplio acuerdo con Gutiérrez y unificamos criterios y propuestas en cuanto al combate a la corrupción, la defensa de la soberanía y la creación de un estado plurinacional que respete a las naciones indígenas

–¿Ustedes confiaron en Gutiérrez?

–Más que confiar en la persona, intentamos ver el espacio donde iniciar el proceso político que nos interesaba. Pero no esperábamos que Gutiérrez ganase. Eso fue una sorpresa. Y ni bien ganó, comenzaron las contradicciones, aun antes de asumir. En vez de apoyarse en el país, en la gente que confiaba en él, trató de buscar un refugio, un apoyo externo en el presidente de Estados Unidos, George Bush, y otro refugio interno en los socialcristianos, que representan a la oligarquía de este país. El ganó en alianza, y su gobierno debía ser un gobierno de alianza. Nuestra participación en el gobierno no era una dádiva, habíamos ganado juntos. Pero Gutiérrez comienza a desconocer ese hecho.

–Sin embargo, ustedes comenzaron participando en el gobierno con tres ministerios y varios cargos de segunda línea para salir apenas ocho meses más tarde. ¿Cuáles fueron las medidas de Gutiérrez que más los irritaron?

–No hubo una medida en particular, fue el giro que él tomó. Por comenzar, comprometió la soberanía y el territorio ecuatoriano entregando bases militares en nuestro suelo a los Estados Unidos, incluso cedió a la Escuela de las Américas una de las islas Galápagos, que son patrimonio de la humanidad y reserva natural. Por otro lado, comenzó a someterse a las presiones de los socialcristianos, donde están los grandes empresarios liberales. Y no hizo nada para combatir la corrupción. La gota que derramó el vaso fue imponer al Congreso una ley para cumplir con el FMI, que justamente es el causante de nuestra crisis económica. El pueblo y nuestros diputados dijeron no. Entonces le planteamos al presidente que debía redirigir las políticas de Estado para cumplir con las promesas electorales y con nuestra alianza. Y eso a Gutiérrez no le gustó nada y nos dijo que nos fuéramos. Eso fue el 5 de agosto de 2003.

–¿No había espacio para dialogar con Gutiérrez?


–No, él no tiene un criterio de gobernabilidad, tiene un criterio de mando militar. El simplemente da órdenes.

–En pocas palabras, los traicionó...

–Traicionó al pueblo. Y como parte del pueblo, nos sentimos traicionados.

–Ya que en Ecuador el 50 por ciento de la población es indígena, ¿no hubo lugar para plantear un partido como el MAS en Bolivia, concebido y dirigido por indígenas?

–Creo que los procesos de cada país son diferentes. Podemos tomar alguna referencia, pero las experiencias son siempre diferentes. Cada pueblo indígena tiene un proyecto distinto. Pero hay una evolución, y yo creo que para la próxima elección presidencial puede ser que tengamos nuestro propio candidato. Si bien somos el 50 por ciento de la población, estamos muy dispersos, hay pueblos que viven aislados en las montañas, otros en la selva... la comunicación no es fácil. Y tampoco todos están empadronados para votar. Los que están más cerca de los lugares de votación van y votan, los otros no pueden hacerlo.

–¿Habrá un partido indígena en las próximas elecciones?

–No será un partido indígena, será un movimiento donde converjan diferentes sectores sociales, también indígenas. Y ese movimiento es el que estaría participando en el proceso electoral: indígenas y otros sectores en conjunto.

–La gran diversidad de organizaciones indígenas que existe en Ecuador, ¿no termina por dispersar sus fuerzas?

–Yo creo que eso sucede en todos lados. Por ejemplo, en su familia, ¿todos sus hermanos piensan igual? Siendo hijos del mismo padre y madre cada uno tiene su personalidad. Nosotros tenemos una gran diversidad de pensamiento y de culturas, lo que intentamos es unificar el pensamiento político y ver hasta dónde podemos ir juntos. Creo que ha sido el gobierno el que más ha intentado dividirnos para debilitarnos. Es un juego peligroso, ellos reparten cargos y dádivas para atentar contra nuestra unidad. Nosotros sabemos que el gobierno puede pagar, pero la gente que consigue así es simplemente gente comprada. Y eso no le servirá de nada.


Diego Giudice
Desde Ecuador

Fuente: Acciondigital.com.ar, 15 de mayo de 2004.