La fiesta revolucionaria del 24 de marzo.

Hace 22 años, el 24 de marzo de 1976, nos despertamos con el comunicado Nº1: los militares, las bestias sanguinarias se adueñaban del país, los mercenarios sirvientes de una oligarquía a la que no le ha temblado la mano para matar revolucionarios y lanzar al país a la violencia.

Las Madres de Plaza de Mayo no olvidamos que los políticos, los empresarios, la iglesia y los burócratas sindicales fueron a golpear las puertas de los cuarteles para pedir un golpe de estado.

Después de 22 años, este 24 de marzo de 1998 es una fiesta: las Madres de Plaza de Mayo festejamos que -a pesar del horror-, el camino revolucionario que emprendieron nuestros hijos se prolonga en nosotras y se continúa en los miles de jóvenes que sueñan con un país más justo y solidario.

En nuestros más de 20 años de lucha, las Madres hemos aprendido que la felicidad sólo es auténtica cuando no nos es otorgada por otros, sino forjada por nosotros mismos en el compromiso cotidiano.

Las Madres de Plaza de Mayo hacemos política porque creemos que la política es la mejor acción del ser humano, la más hermosa, la más digna. Pero la política con ética, con principios, sin claudicaciones. La política que no tiene nada que ver con los partidos que la bastardean y la ensucian.

Algunos nos quieren hacer creer que para hacer política hay que militar en un partido.

Las Madres sabemos que la verdadera actividad política se debe desarrollar en los

barrios, en las villas, en los asentamientos, en las pequeñas organizaciones comunitarias y en los emprendimientos cooperativos. Tenemos que recuperar y reconstruir la militancia de base y los niveles de organización política que desarrollaron nuestros 30.000 hijos.

Por eso las Madres de Plaza de Mayo proponemos no votar mientras no existan políticos honestos que representen al pueblo en lugar de sus propios intereses. Y proponemos no pagar impuestos porque con nuestros impuestos se compran las armas con que el ejército y la policía nos asesina.

Somos partidarias de una abstención electoral, pero no de una abstención pasiva, sino de una abstención activa, beligerante y revolucionaria. Ningún partido que se llame "revolucionario" puede participar en la inmundicia electoral. Es imposible ganarles a los que controlan la maquinaria electoral y los factores de poder. Los grupos de oposición que llegan al parlamento nunca podrán hacer transformaciones revolucionarias. Por el contrario, su presencia en el parlamento, facilita que la oligarquía diga que hay democracia porque hay oposición.

Las Madres de Plaza de Mayo creemos que hay que avanzar en la formación de cuadros políticos para lograr un compromiso serio por parte de los jóvenes. Formación política y organización son las bases indispensables para un proyecto revolucionario.

Las Madres de Plaza de Mayo creemos que la Revolución es el único camino para nuestros pueblos. Como decía Camilo Torres, revolución es: "Un cambio fruto de una ideología, deliberadamente producido, previamente planificado, rápido, radical e integral".

Las Madres de Plaza de Mayo rechazamos las reparaciones económicas que nos ofrece el gobierno. La sangre de los desaparecidos no tiene precio, la sangre de un revolucionario no se vende.

Las Madres de Plaza de Mayo rechazamos la exhumación de cadáveres. Nuestros hijos no son un puñado de huesos. Ellos viven en otros que luchan, son sueños, esperanzas, ideales, ejemplo e ideología revolucionaria.

Las Madres de Plaza de Mayo rechazamos los homenajes póstumos, porque creemos que el mejor homenaje que les podemos hacer a nuestros queridos 30.000 hijos es continuar la lucha.

Las Madres de Plaza de Mayo rechazamos los monumentos. Creemos que los monumentos recién deberán construirse en territorio liberado, cuando la revolución haya triunfado.

Nuestros hijos sabían que tenemos la obligación de desobedecer las leyes injustas. Los pueblos tenemos el inalienable derecho de resistir a la opresión. En medio de la corrupción, la explotación y el hambre, lo ético es ser muy firmes de una vez por todas para curar la violencia que ejercen las minorías contra el pueblo.

Porque la única lucha que se pierde es la que se abandona,

¡Ni un paso atrás!

Asociación Madres de Plaza de Mayo

Fuente: Madres.org