Reforma laboral
Se votó una nueva ley antiobrera
Autor: Ruth Werner
Fecha: 3/3/04
Fuente: LVO 134
Con la votación de la ley laboral, una vez más el "honorable"
Congreso de la Nación vuelve a conspirar contra los
trabajadores, afectando las condiciones de empleo y de
estabilidad laboral.
Lo que fue presentado como una legislación progresista no es
más que su contrario: una ley que otorga más poder a la
burocracia sindical y deja en pie todas las normas
flexibilizadoras con las que otro gobierno peronista, el de
Menem, arrasó con conquistas y derechos de los trabajadores.
La votación fue un alivio para patrones y empresarios. Como
declaró Monid Madcur, vicepresidente de la Cámara Argentina de
la Construcción "La ley será bastante similar a la que
estaba"1 y Funes de Rioja, representante de la UIA, había
saludado el proyecto porque "tiene algunos componentes de
política activa".2 El poderoso agrupamiento empresarial AEA
integrado entre otros por Pagani de Arcor, Werthein de
Telecom, Aldo Roggio, Cartellone, Betnaza de Techint, también
dio el visto bueno a las iniciativas del gobierno.
Si entidades que nuclean a estos explotadores respaldan la
ley, los trabajadores pueden estar seguros que la nueva
reforma laboral no evitará que sus salarios se sigan achicando
y sus vidas se sigan perdiendo en las fábricas.
Status legal para la explotación
La mentira de la producción y el trabajo, de recuperar el
derecho al empleo con que K subió al gobierno y sembró
ilusiones entre los más humildes comienza lentamente a
despejarse. Porque el tono peronista setentista dirigido a la
opinión pública que despierta expectativas entre los
trabajadores, no se condice con una ley que mantiene los
"contratos basura", el sistema de contratación de "pasantías"
y "aprendizajes", amplía la reducción de los aportes
patronales, rebaja el piso de las indemnizaciones por despidos
y encima eleva a estatus de ley la limitación al derecho de
huelga en los sectores de "servicios esenciales".
El "crecimiento con equidad" del discurso de K no se traduce
en una mejora para quienes buscan evitar caer en la miseria
trabajando cada vez más horas o para quienes se hunden en ella
subsistiendo con planes de empleos o trabajando en negro en
las peores condiciones. La nueva ley le da un rango jurídico a
esta realidad que sólo beneficia a los capitalistas.
Un balance necesario
Que la nueva Ley se haya votado casi sin resistencia obrera,
es responsabilidad de los dirigentes sindicales. Tanto la CGT
de Daer, como la de Moyano y la CTA son culpables de que haya
pasado este nuevo ataque a los trabajadores. Precisamente, su
accionar se centró en reivindicar la ley en general, cubriendo
de virtudes la iniciativa kirchnerista, tratándola como un
primer paso hacia la recuperación de las conquistas obreras.
Dejaron así a los trabajadores librados a su suerte.
La opinión de la base obrera, con expectativas en el gobierno
y tratando de cuidar su puesto de trabajo luego del mazazo de
la devaluación, estuvo ausente. Sólo se sintió la oposición de
los movimientos piqueteros combativos y los partidos de
izquierda.
Queda por delante preparar el camino para tirar abajo esta ley
antiobrera y todas las leyes flexibilizadoras. Esta pelea que
se inscribe en la lucha por recuperar el salario y el trabajo,
plantea la necesidad de ayudar a destacar una nueva direción
de los activistas que recupere las comisiones internas y las
organizaciones obreras, echando a la burocracia sindical. La
pelea por aumento salarial, por recuperar las conquistas
perdidas y el reparto de las horas de trabajo entre todas las
personas en capacidad de trabajar, con un salario equivalente
a la canasta famliar siguen siendo las demandas que pueden dar
unidad y motorizar la construccion de organizaciones
democráticas de la clase trabajadora. Todas las listas
antiburocráticas como la que se está gestando en el gremio de
la Alimentación o la lista celeste de Ferroviarios, las
seccionales opositoras del SUTEBA, el SOIP de Mar del Plata,
las reuniones de desocupados abiertas a los trabajadores
ocupados como la ANT, junto a sindicatos combativos como el
SOECN de Neuquén, la seccional ferroviaria de Haedo en manos
de la oposición, deben tomar en sus manos el reagrupamiento
del activismo para impulsar esta tarea.
El Bloque Piquetero, el MIJD y otras organizaciones de
desocupados que convocaron a la jornada de lucha contra la
reforma laboral del 19 y 25 de febrero, han limitado hasta
ahora su radio de acción al movimiento piquetero. Es hora de
rever esa actitud. Volcar el peso que en gremios como
docentes, ferroviarios, del pescado, y otros tiene la
izquierda, para incorporar a todos los delegados, comisiones
internas y sindicatos combativos a una una organización y
lucha común de ocupados y desocupados.
1 La Nación 25/02/04
2 Página/12, 22/02/04
Tres momentos de la historia peronista
Lejos de la "justicia social", la "independencia económica" y
la "soberanía política" declamadas durante el primer gobierno
peronista y de la relativa independencia con respecto al
imperialismo norteamericano, Kirchner retoma los aspectos más
retrógrados de la política peronista, que tienen que ver con
su práctica disciplinadora sobre los trabajadores. Veamos tres
ejemplos de esta tradición en la historia del peronismo
Marzo de 1955
En su segunda presidencia, Perón junto a los empresarios y la
CGT intentó imponer en el Congreso de la productividad la
flexibilización de los salarios y de los ritmos de producción
con el fin de barrer las comisiones internas y las importantes
conquistas obreras de los convenios colectivos. Pero el
prestigio del General, el peso del Estado y del aparato
sindical no alcanzaron para domesticar la resistencia de la
base obrera y la resistencia en el seno de los talleres y las
plantas fabriles.
Junio de 1973
Cuando Perón vuelve a asumir la Presidencia, la concertación
ya había sido negociada. El 8 de junio la cúpula sindical, la
central empresaria (CGE) y el Estado, firmaron el "Pacto
Social". Allí la dirigencia sindical aceptaba que tras el
incremento general del 20%, los aumentos serían postergados
por dos años, mientras los empresarios se comprometían a
mantener los precios de los productos al nivel en que habían
sido congelados.
Como consecuencia se establece una legislación que prohibirá
toda lucha por aumento salarial. Mientras la patronal subía
los precios y acaparaba mercaderías provocando el
desabastecimiento, las luchsa obreras eran duramente
reprimidas por el estado encarcelando actiivistas e
interviniendo varios sindicatos. La ley de reforma al Código
Penal incluirá nuevas figuras represivas contra las luchas
obreras y populares y los militantes de izquierda.
Posteriormente la ley Seguridad del estado cercenará el
derecho de huelga estableciendo penas carcelarias contra los
trabajadores que realicen huelgas declaradas ilegales por el
Ministerio de Trabajo.
Junio de 1975
En junio de 1975 el Ministro de Economía Celestino Rodrigo,
hombre de confianza de López Rega, devaluó el peso en un 100%
y los precios subieron en forma imparable. La gasolina llegó a
un 174%, las tarifas eléctricas a un 40%, el gas doméstico a
un 50% y el transporte ferroviario a un 120%. La lucha se
desató en numerosos gremios y fábricas. La UOM y la AOT
obtuvieron aumentos de 130 y 125% respectivamente, que el
gobierno se negó a homologar. La paralización de las
paritarias y el rechazo a la homologación de los aumentos
impulsó la constitución de las Coordinadoras interfabriles en
el Gran Buenos Aires, e impuso una huelga general a la CGT de
48 horas, obligando a Isabel a homologar las paritarias y a la
renuncia de Rodrigo y López Rega.
El peronismo fue y es una fuerza que siempre buscó domesticar
a la clase obrera y al pueblo. Ya sea estatizando las
organizaciones obreras como en el ‘45 o con represión como
durante el gobierno de Isabel Perón, con las Tres A.
El kirchnerismo no es algo distinto como pretende hacer creer
el progresismo ya que pretende seguir subordinando a los
trabajadores –en este caso- para permitir la reconstrucción de
lo que llaman un capitalismo "serio".
Apoyar la lucha del movimiento piquetero y los conflictos
obreros
Mientras acaba de votarse una ley contra los trabajadores
ocupados, el gobierno lanza un nuevo ataque contra el
movimiento piquetero. A los 250000 planes que ya había dado de
baja, se suman 25000 arrancados por el Gobernador Solá. Es
necesario impedirlo, movilizándose por la defensa de los
planes y por trabajo genuino. Junto a esta importante tarea
hay que apoyar también a los conflictos obreros que están en
curso, como es el caso de los trabajadores de Paty en la zona
norte del Gran Buenos Aires, de los compañeros de Transporte
del Oeste en Morón, de los ferroviarios que enfrentan la
persecución de sus dirigentes (como el Pollo Sobrero), de los
trabajadores de Firestone que persisten en su reclamo de
reincorporación, de los trabajadores estatales y docentes de
Santa Fe que pelean por aumento de salario, de los compañeros
del Hospital Durand que salieron a la lucha por recomposición
salarial.
Al cierre de esta edición, los ferroviarios de Metropolitano,
en un plan de lucha junto a organizaciones de desocupados,
consiguieron la reincorporación de los despedidos. Es un
importante ejemplo que demuestra cuál es el camino para ganar.
Las comisiones regionales de apoyo a los conflictos pueden
jugar un papel fundamental agrupando a los sectores en lucha,
ocupados y desocupados, vecinos, estudiantes, organizaciones
zonales y partidos políticos, que tomen en sus manos todo tipo
de tareas para que los conflictos triunfen.
Esta forma de organización se comprobó efectiva, en el ejemplo
de la Coordinadora del Alto Valle (Neuquén) que reúne a
obreros ceramistas, desocupados del MTD, docentes de ATEN,
estatales, estudiantes y partidos de izquierda.
Fuente: La Verdad Obrera nº 134, 03/03/2004.